En este blog hemos comentado ya numerosas veces los diferentes tipos de beneficios fisiológicos contrastados de la práctica de actividad física y deporte.
Sin embargo, muchos ignoramos que nuestro estado anímico y la forma en la que nos relacionamos con los demás y nuestro entorno, se ve afectado enormemente por la práctica deportiva.
Nueva Mentalidad
Partiendo de lo observable a simple vista, aquellos individuos que participan en deportes de equipo o acuden a centros de entrenamiento, suelen desarrollar fuertes vínculos emocionales con sus compañeros de actividades.
Esto hace que se trascienda el enfoque deportivo y de rendimiento o la mejora de la salud física, buscando relacionarnos con aquellos por los que sentimos simpatía y con los que disfrutamos compartiendo nuestro tiempo.
Incluso en aquellos que se limitan a entrenar por su cuenta, observamos que también estos desarrollan tendencias a utilizar el deporte como forma de evasión del estrés y otros elementos de su rutina que consideran desagradables.
Todos hemos sentido en más de una ocasión esa sensación de que el tiempo pasa más rápido cuando nos encontramos haciendo algo por voluntad propia y no como imposición, como se da en la práctica deportiva.
Cambios perceptibles
Si queremos destacar aspectos que inciden de forma determinante en cómo nos relacionamos con los demás, y que además se ven notablemente mejorados gracias a la práctica deportiva, podemos hacerlo con los siguientes:
- Te ayuda a perder la vergüenza a los primeros encuentros con otras personas.
- Te ayuda a encontrar personas con intereses similares a los tuyos.
- Te hace más organizado y mejora tu memoria debido a la creación de nuevas rutinas.
- Te produce satisfacción personal debido a los logros que cumples entrenando.
- Te hace salir de tu zona de confort y establecerte nuevas metas en tu vida.
Parece algo evidente, pero algo tan simpe como reorganizar nuestra rutina e introducir esas pocas horas de entrenamiento en nuestro día a día, nos hace cambiar por completo la forma en la que nos desenvolvemos con nuestro entorno.
Los beneficios físicos y psicológicos que experimentamos no tardan en aparecer y la forma en la que nos percibe la gente cambia completamente, desarrollando una nueva imagen más positiva en nosotros.
Desde un control postural mejorado, a la reafirmada seguridad con la que realizamos las tareas diarias, se vuelven todas ellas características perceptibles para quién ya nos conoce; y una buena presentación para quién acaba de hacerlo.
Incidencia según la Edad
Si nos trasladamos a sus efectos según la edad del practicante, también observamos como el desarrollo cognitivo y las capacidades de socialización de los niños se ven ampliamente beneficiadas con una introducción temprana en la actividad física y el deporte.
No es de extrañar pues nos encontramos ante una etapa crucial en el crecimiento, dónde nos impregnamos de las personas que nos rodean y aprendemos debido a la imitación y al uso continuado de nuestro cuerpo.
Continuando con esta simplificación de las complejas investigaciones desarrolladas en torno a esta materia, en el extremo opuesto encontramos a las personas de edad avanzada, asociadas tristemente a la fragilidad y el deterioro tanto en sus capacidades cognitivas como en sus habilidades sociales.
Es evidente que la soledad y el sentimiento de verse incapaz de afrontar tareas previamente cotidianas, conduce la salud mental a un declive notable y progresivo.
Que estas personas mayores se rodeen de otras personas de su edad en actividades dirigidas, haciendo amistades y reanudando la interacción social, es en ocasiones el beneficio principal más allá de la mejora del estado de salud asociado a la práctica deportiva.
Aunque en estos colectivos los beneficios comentados sean predecibles y casi evidentes, no podemos olvidar como cualquier individuo puede sufrir un deterioro en su salud mental. afortunadamente la importancia que se le está otorgando a estas patologías en nuestra sociedad ha ido en aumento.
Entrenamientos Terapéuticos
Lejos de trasladarnos a el uso de terapia y la necesidad de profesionales que diagnostiquen y velen por este tipo de condiciones mentales, algo tan simple e inocuo como la actividad física puede mitigar los efectos que enfermedades, que, como la tristemente común depresión, pueden causar en todos nosotros.
Socializar, liberar estrés, reducir dolor crónico, disfrutar del aire libre, todos síntomas que afectan de forma saludable a nuestro estado mental, se suman a los recursos de profesionales y de la medicina tradicional para combatir problemas de naturaleza mental.
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